Una lesión de la médula espinal (daño en alguna parte de la médula espinal o en los nervios del extremo del conducto vertebral, conocidos como «cola de caballo») a menudo causa cambios permanentes en la fortaleza, la sensibilidad y otras funciones corporales debajo del sitio de la lesión.
Después de la lesión medular: secuelas
En función del grado de afectación podemos clasificar la lesión medular en completa o parcial, y en función del nivel en que ésta se produce, las consecuencias de la lesión medular serán más o menos graves.
Una lesión medular a nivel cervical da lugar a una TETRAPLEJIA, que es la pérdida o disminución de la sensibilidad y / o movilidad voluntaria de las extremidades superiores e inferiores y de todo el tronco.
La lesión medular a nivel torácico y lumbar da lugar a una PARAPLEJIA, que se manifiesta por una falta de sensibilidad y / o parálisis total o parcial de las extremidades inferiores, y de la parte del tronco sublesional.
La lesión medular a nivel del cono medular y de la cola de caballo produce afectación de la sensibilidad y reducción de la movilidad voluntaria, pero en la mayoría de los casos se preserva la capacidad de marcha. La secuela más notable es la pérdida del control sobre los esfínteres y la alteración en la esfera sexual.
De la lesión medular se derivan también otras consecuencias, que se presentarán en función del grado y nivel de lesión, tales como:
Hasta ahora, las consecuencias de una lesión medular son irreversibles dado que la médula espinal no se regenera y su complejidad y estructura hacen que la reparación quirúrgica con las técnicas actuales sea imposible. Sin embargo, se sigue investigando a nivel mundial para conseguir su curación en el futuro, y surgen nuevos procedimientos quirúrgicos y tecnológicos que contribuyen a mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las personas afectadas. La neurorrehabilitación integral del paciente en un centro especializado es, hoy en día, la única alternativa posible para la correcta atención de estas personas.